A Carmen Rión no le bastó el linaje heredado de su padre… – Ana Elena Mallet

A Carmen Rión no le bastó el linaje heredado de su padre… – Ana Elena Mallet

A Carmen Rion no le bastó el linaje heredado de su padre, uno de los camiseros mas destacados del México de principios del siglo XX. Ni tampoco estudiar la carrera de diseño en la universidad Iberoamericana y concluir su educaión en diseño en una de las universidades mas prestigiadas de Suiza.

Con un tesón y un esfuerzo sostenido lleva ya mas de veinte años labrándose un nombre, un estilo y un lenguaje en el mundo de la moda.Su incursión en el universo del vestir comenzó como un juego: montajes teatrales, pasrelas casuales y performances entre amigos. Aquellos primeros eventos la motivaron a crear una serie de prendas, mas tarde desarrollaría su propia marca,MCB, y en 1999 la renovaría bajo el nombre Carmen Rion.En el año 2000 abriría ya su propio espacio-que asta la fecha perdura y lleva su nombre- a un costado del Parque México, en la Colonia Condesa.

En sus inicios Rion se inclinó por las fibras naturales y el diseño sencillo, casi espontáneo. Creaba piezas geométricas, buscando el máximo aprovechamiento de materiales como el lino y el algodón, textiles que aún hoy trabaja y que se han convertido en la materia prima favorita de esta diseñadora. Cada colección incluye -a fuerza de la costumbre y del dominio del material- básicos en estas fibras naturales, que a pesar de ser ya elementos indispensables en el lenguaje de Rion, con cada temporada alcanzan un mayor toque de madurez y sofisticación.

Desde sus días universitarios, Rion se inclinó más que por el diseño de prendas de última moda, por la pureza y meticulosidad que requiera el diseño textil. Su tesis, que llevó por título “Proceso de diseño para estampado textil mexicano”, la impulsó a buscar desarrollar diseños con comunidades indígenas, sin embargo los tiempos no fueron propicios entonces y Rion se dedicó a producir en telar sus propios lienzos.

El arquitecto Ricardo Legorreta la invitó a ser parte del proyecto de los hoteles Camino Real Ixtapa y Can Cún, para los cuales diseño las telas. Se incorporó después a la industria textil mexicana trabajando para empresas como Toallas El Pilar y Acatex, donde prácticamente se doctoró en estampado y tejido. Pero su diversidad como diseñadora la llevó también a colaborar con diseñadores de la talla de Carlo Demichelis, Keko, César Franco y firmas como Circa y Acmé, entre otras marcas de ropa, y de telas, en las que no sólo diseñaba telas sino también se encargaba de los aparadores, a veces de la imagen y los logotipos y hasta del diseño de etiquetas.

Con el paso del tiempo Carmen Rión fue adquiriendo un lenguaje propio que se reforzó por su destreza en el manejo del material y la perdida del miedo al patronaje, convirtiéndola en una diseñadora cuyo trabajo exuda libertad y comodidad. Renuente a desperdiciar materiales, Rion ha implementado en su taller la práctica de reutilizar cada pedazo de tela sobrante, armando enormes lienzos de parches que dan como resultado prendas originales y divertidas.

Para esta diseñadora cada colección implica un nuevo concepto, un reinicio fresco. Su proceso creativo involucra amplios recorridos por la zona centro de la ciudad de México, por los talleres textiles y las fábricas de sus proveedores habituales buscando las telas adecuadas para cada temporada. Una vez reunido el conjunto de muestras, Rion las superpone, las combina, las trabaja y las medita, buscando armonizar colores y texturas. Luego vienen intensos días de dibujo para encontrar las siluetas, muchas veces, estos trazos son únicamente experimentos que no se ven realizados, pero aún así es parte de un proceso esencial de asimilación y entendimiento de un nuevo ciclo. La más de las veces, Rion se decide por cortes geométricos y mínimas costuras, buscando movilidad pero también el poco desperdicio del material.

Después de casi 25 años de trabajo creativo, de un enorme conocimiento de la industria de la moda y una incansable faena cotidiana que implica abrir la tienda en horario regular, pagar las cuentas, realizar pedidos especiales, coordinar costureras y asistentes, involucrarse en proyectos culturales y de difusión del diseño, pensar en nuevos patrones y la experimentación de otros materiales, además de una intensa vida personal.

Carmen Rion ha decidido darse el tiempo de cumplir aquel sueño universitario de colaborar con comunidades indígenas en cuestiones textiles. Desde hace ya un par de años, esta diseñadora visita frecuentemente cooperativas de mujeres indígenas buscando rescatar y utilizar piezas clave en la vestimenta indígena que aún así, están en riesgo de desaparecer pues requieren de mucho trabajo manual y por ende son caras en el mercado. Chiapas y Oaxaca han sido las zonas de exploración en donde actualmente Rion trabaja con las tejedoras, encargándoles piezas tejidas que posteriormente la diseñadora integra a sus siluetas. En ese sentido, el trabajo de esta diseñadora no sólo tiene una veta creativa y social, sino que se inserta en la historiografía de la moda al inscribirse en la línea indigenista que marcara tiempo atrás Ramón Valdiosera y también en el diseño libre y geométrico basado en telas fabricadas con fibras naturales que explorara la diseñadora Josefa.Toda la libertad creativa y la profunda inspiración que Rión ha encontrado en estas comunidades la han llevado a un intenso momento de reflexión.

Hoy día propone que la verdadera evolución de la industria del vestir está en la conformación de un triunvirato en el que participen diseñadores, fabricantes y artesanos, alimentando cada uno la práctica del otro. 

Así, apoyados por el Estado con inversión, promoción y facilidades, podrían comprometerse a crear un verdadero sistema que pueda darle identidad a la moda nacional, al tiempo que les permita competir internacionalmente. Más que nunca –afirma Carmen Rion- hace falta impulso para las artesanas textileras, educación técnica que rescate los sentidos de la creación tradicional y las técnicas mexicanas de tejido en telar de cintura y teñidos naturales, pero también hace falta formación artística y apoyo y asesoría para desarrollar redes comerciales que puedan dar salida a sus productos. Volver la mirada al pasado, reivindicar y promover las técnicas, los valores estéticos y la dignidad que estas comunidades han conservado es lo que a ojos de Rion lo que podría labrar el camino de una Industria nacional sólida y creativa.

Ana Elena Mallet  

La diseñadora Carmen Rion, en su taller de costura, de la Ciudad de México. 2021