Frágil de Carmen Rion – Beijing, China

Frágil de Carmen Rion – Beijing, China

La sensación de ubicarse en la nada.

La Tierra mandó un escalofrío que nos recorre entre la piel y la estructura, pasa por la memoria de todo el cuerpo, por la familia, el trabajo, el futuro y sólo nos deja esta incertidumbre.
El miedo calladito dentro, como las grietas que se hicieron en las casas, que a simple vista no están… pero sus muros adentro están llorando.
La Tierra los lastimó, nos lastimó. Me recojo, me arrugo hacia el plexo, hacia el corazón, con una guía punteada de hilo negro que estira y se frunce. En ese subir y bajar aparece “lo femenino”, sobrantes de encajes, gasas y plisados, son como la vulnerabilidad que enseña las capas de la memoria…

Diseños hechos por la artista Carmen Rion para Beijing Fashion 2018. China

La misma Tierra acomodó sus capas, resonó y nos rompió, se rompieron casas, edificios, familias. Mientras, los demás nos topamos con el cemento pesado e imposible, para moverlo piedra por piedra en largas filas y escuchar de pronto un ay, una esperanza de vida.

¿No podríamos construir con lienzos de tela? ¿O con papel o cartón? Y dejarnos ya, en verdad, de esos edificios “inteligentes” que, en sus ansias de poder y rascacielos, devastan sus alrededores y al final resultan tontos.

Este 19 de septiembre nuevamente vino “la muerte” y la Tierra cobró sus víctimas. Me pregunto si en los sacrificios de la antigüedad era la Tierra quien pedía personas y, por ello, tantos sacrificios. ¿Era la manera de tener al «Dios Tierra» contento? ¿O había temblores desde nuestros ancestros y esta era una forma en que la Tierra reclamaba?

Posiblemente temblaba igual, sin escala de Richter, sin términos de oscilatorio y trepidatorio, sin medidas sismológicas. Tal vez temblaba la Tierra y avisaba su enojo sin alarma sísmica, gritaba “tengo furia, tengo hambre, quiero mis muertos”.